Monday, January 15, 2007

RELATO DE ALEJANDRO







Alejandro suele sorprenderme, con unos relatos contados en una manera muy especial. Tiene el don de contarlos con "humor propio". Siempre me provocan una sonrisa. Suelen ser historias cortas, momentos instantáneos, que se han quedado, en su memoria.









LA GUERRA CARLISTA HA TERMINADO




Apenas se acaba de despertar Pérez Galdós se encuentra con una noticia magnífica y un cúmulo de incertidumbres. La noticia es que el general Cabrera, el tristemente célebre “ Tigre del Maestrazgo” ha dictado esta información a varios periódicos:
“Hemos decidido dar una tregua, que podría ser definitiva, a la actual Guerra carlista. El comienzo de la tregua ha sido fijado para el dia 15 a las 9 de la mañana”.

La noticia, piensa Galdós, merece que descorchemos una botella de chacoli pero.......Sí, hay un pero. ¿ Solo uno?

¿Cómo van a encajarlo quines no admitían una simple tregua, los que pedían la cabeza de Cabrera sin ninguna compensación? ¿Van a seguirse oponiendo a la tregua, con lo que ello supone de desairar las esperanzas e ilusiones de la mayoría del pueblo? ¿O van a aceptar la tregua, con lo que ello supone de reconocer que se han estado equivocando?
¿Cómo van a encajar la tregua determinados personajillos, cuyos nombres desdeña Galdós pronunciar, cuando se les acabe un conflicto gracias al cual se han convertido en alguien? ¿Van a decir ahora: No, sí yo no estaba contra la tregua en el fondo de mi corazón. Solo estaba hablando al dictado. ¿Se van a atrever a confesar el nombre de aquel que, por abreviar, podemos llamar su dictador?
¿O tal vez el dictador y su eco van a revivir aquells famosa escena en que el conde Lozano da una bofetada a Diego Laínez, el padre de Cid en presencia del rey?
Diego Lainez confiesa a su hijo Rodrigo que su honra ha sido dañada por el conde Lozano.
En una escena posterior el conde Lozano conversa con Peransules y se niega a pedir perdón a Diego Lainez:
-¿Satisfacción?
¡Ní dalla ni recibilla!
Y añade:
-Que los hombres como yo
tienen mucho que perder,
y ha de perderse Castilla
antes que yo.
Reconoce que no debió ofender a Diego Lainez:
Confieso que fue locura
Mas no la quiero enmendar.
Y cuando Peransules insiste en que dé satisfacción a Diego Lainez por el daño que le ha causado, el conde Lozano porfía en sus trece y remata la faena diciendo:
Procure siempre acertalla
El honrado y principal,
Pero sí la acierta mal
Defendella y no emendalla.
Estas escenas podríamos asumirlos como muy contemporáneas sí no fuera por el lenguaje algo arcaico. Tenemos que remontarnos nada menos que al año 1618 y situarnos en un corral de comedias de la época, donde se está representando el drama “Las mocedades del Cid” del escritor valenciano Guillén de Castro.
Alejandro de Pablo Gutierrez.

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